Investigación global para una acción Global
ADI / Londres, Inglaterra
Jueves 8 de marzo de 2012
En los últimos 15 años se ha visto un aumento de interés y conciencia de la epidemia de demencia como un fenómeno global.
Acción global…
En el segundo día de conferencias dentro del 27 Congreso Mundial de Alzheimer organizado por la Alzheimer Disease International (ADI) y la Sociedad de Alzheimer Inglaterra, celebrado en la ciudad de Londres, participó una figura relevante dentro del campo del Alzheimer y la demencias. Nos referimos al Dr. Martin Prince, responsable del Programa 10/66.
El doctor Martin Prince está adcripto al Kings College de Londres y al Instituto de psiquiatría del Reino Unido, siendo Co-Director, de este Centro de Salud Mental Global
Durante su destacada ponencia titulada “Investigación global para la acción Global”, el doctor Pince, manifestó que en los últimos 15 años se ha visto un aumento de interés y conciencia de la epidemia de demencia como un fenómeno global. La labor de ADI a través de su grupo de investigación de demencia 1066 en China, India, América Latina y África, combinada con pruebas recientes de otros grupos de investigación ha demostrado claramente que la prevalencia de edad específica de demencia es poco diferente en esas regiones en comparación con los países de altos ingresos.
Estudios anteriores pueden haber subestimado la prevalencia y la incidencia de demencia, especialmente en regiones con poca conciencia de este problema emergente de salud pública. El informe mundial de la ADI del 2009 estima 36 millones de personas con demencia en 2010, para casi duplicarse cada 20 años hasta llegar a 100 millones en 2050. Sin embargo, esta epidemia se concentrará en los mundos de rápido desarrollo en regiones de países de ingreso medio, que actualmente no están bien preparados para enfrentar estos desafíos», destacó.
El impacto global de la demencia es enorme, con respecto a los costes sociales (más de USD 600 millones por año según el informe de Alzheimer mundial 2010 de la ADI), discapacidad, la dependencia (necesidades de cuidado) y la fortaleza del cuidador. En los estudios de 10/66, la demencia emerge como uno de los principales factores contribuyentes de las enfermedades no transmisibles a la discapacidad y dependencia entre las personas mayores.
El programa de enfermedades crónicas de la salud mundial se centra más en la prevención de muertes prematuras entre gente de mediana edad debido a enfermedades cardíacas, diabetes y cancer, mientras que se descuida a la demencia y otras enfermedades mentales y del cerebro y la mente que necesitan una mayor atención y tienen un alto costo entre las personas mayores», subrayó.
La comunidad médica dedicada a la investigación, en colaboración con ADI, la Organización Mundial de la salud (OMS) y otros las partes interesadas, ha descrito claramente el problema. Hasta el momento se tienen tres informes anuales de Alzheimer por parte de la ADI (2009-2011) centrado en la prevalencia y números, costo económico y el caso de intervención. Todo esto será complementado por un informe autorizado por la OMS en salud día mundial del 2012.
Ante esto -indicó-, se necesita ahora un plan de acción e investigación que demuestra a los responsables de las políticas intergubernamentales y nacionales, la necesidad de una intervención inmediata y una orientación en cuanto a las estrategias a seguir. Esto debe incluir:
1. Trabajo y modelos presupuestados de paquetes accesibles de atención para las personas con demencia y sus cuidadores.
2. Programas para satisfacer las necesidades no cumplidas a las personas con demencia y sus cuidadores.
3. Modelos sustentables de atención a largo plazo, que permitan, apoyen y incentivar la familia y otros cuidadores informales para proporcionar atención domiciliaria de alta calidad y reducir el riesgo y evitar el costo de la institucionalización
4. Continuar con los esfuerzos para desarrollar más y mejores tratamientos para la demencia y la enfermedad de Alzheimer. Estos deberán incluir un enfoque de evaluar e implementar las intervenciones psicosociales, así como opciones farmacológicas.
5. Un renovado esfuerzo para fortalecer la evidencia para la prevención.
6. Un seguimiento del curso de la epidemia y el acceso a cobertura de los servicios, a través de programas continuos de investigación epidemiológica nacional patrocinada por el Gobierno.
Los países deberán apoyar estas políticas buscando la financiación de dichos programas.
ADI / Londres, Inglaterra